El pie plano es una de las patologías más frecuentes en los consultorios de ortopedistas, pediatras y podólogos. Prácticamente, todos nacemos con pie plano, y hasta los 2 años se considera una condición normal por el tejido adiposo que se encuentra en los pies de los bebés. A partir de esa edad, si no se corrige, se puede considerar que el pie plano es patológico.
En esta nueva entrada del blog de Movim te contaremos qué es el pie plano para que conozcas los síntomas y las causas, y puedas prevenir sus consecuencias a largo plazo.
¿Qué es el pie plano?
Se considera que una persona tiene pie plano cuando el arco plantar, que se encuentra en la parte interna del pie, se encuentra aplanado, de modo que el pie completo está en contacto con el piso cuando la persona está de pie.
En el pie plano, los huesos del pie están desprendidos hacia abajo y el pie está volcado hacia adentro, tanto en la parte de adelante como en la de atrás, provocando una postura inadecuada en la que las rodillas están muy juntas y los pies hacia afuera, lo que se conoce como pronación de pie o pie plano valgo.
Existen varios tipos de pie plano: pie plano flexible, pie plano cavo valgo, pie plano asociado a escafoides, pie plano por coalición del tarso y pie plano del astrágalo vertical congénito.
En algunos casos, los arcos caídos son consecuencia de una lesión, o se presentan por el desgaste de la edad, mientras que otros son porque los arcos no se desarrollan durante la infancia.
Síntomas de pie plano
El pie plano suele pasar desapercibido y no causar molestias ni otros problemas. Esto es lo más frecuente en niños, y los tratamientos son el uso de plantillas para calzado que ayuden a formar el arco.
En otros casos, especialmente en adultos con pie plano, los síntomas son:
- Dolor en el pie, el tobillo, el talón o la parte interna de la pierna
- Tropezar constantemente con los pies, dando la apariencia de torpeza
- Cansancio después de periodos prolongados de pie o de practicar alguna actividad
- En algunos casos puede experimentarse inflamación en la parte interna del tobillo
¿Cuándo consultar al médico?
Cuando el pie plano causa dolor o molestias al caminar, es indispensable consultar al médico ya que esta patología provoca que no se tenga una marcha y postura normal, y se requiere un tratamiento personalizado.
Diagnóstico
El diagnóstico del pie plano es clínico. El médico te pedirá que te quites los zapatos y te pares derecho, que camines y te pares sobre los dedos de los pies. Si no se forma el arco, o si hay dolor, probablemente te solicite análisis como resonancia magnética, rayos X y tomografía computarizada para examinar huesos y tendones del pie y buscar signos de artritis.
Factores de riesgo
Los factores de riesgo asociados al pie plano en edad adulta son:
- Sobrepeso y obesidad
- Haber sufrido una lesión en el pie o el tobillo
- Padecer artritis reumatoide
- Diabetes
- Sedentarismo
Algunas enfermedades hereditarias pueden provocar pie plano por causar tendones flojos, como el síndrome de Marfan o el síndrome de Ehlers-Danlos.
Tratamiento
El tratamiento del pie plano es personalizado y puede brindarse a cualquier edad para corregir la patología y desarrollar el arco plantar. El uso de dispositivos ortopédicos como plantillas, taloneras, cuñas o zapatos especiales es recomendado para ayudar a que se desarrolle el arco.
En niños suele recomendarse caminar descalzos, correr, saltar, practicar gimnasia, caminar de puntillas o tomar clases de ballet para ayudar a que se desarrolle el arco. En adultos, los estiramientos de pantorrillas se recomiendan tanto para ayudar a desarrollar el arco, como para aliviar el dolor. En adultos mayores suelen prescribirse analgésicos, además de terapia física para fortalecer los músculos del pie, ayudar a reducir el dolor y corregir alteraciones posturales y de marcha.
En caso de no atenderse, el pie plano puede provocar alteraciones de la marcha, de la postura, lesiones en los tendones, daño articular, deformaciones en pie, tobillo y extremidad inferior.
¿Cuándo es necesaria la cirugía?
La cirugía se recomienda para corregir los huesos del pie y ubicarlos en su posición normal, impidiendo el movimiento de la articulación. Es una técnica mínimamente invasiva que se usa en jóvenes de hasta 15 años.
Otras cirugías se recomiendan para reparar tendones dañados y restaurar el arco, para fusionar articulaciones del pie y corregir la postura, o para tratar patologías tarsianas.
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